El lirio efervescente

Hoy abrí una cuenta de flickr
para transmutar
mi emoción en paisaje.
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Soñé

Soñé que Escape a Plutón se convertía en una terraza con reposeras, un bar y una librería donde los amigos venían a escuchar música y crear cosas hermosas. Yo elegía la música perfecta para cada momento del día y hacía tragos frescos y deliciosos. La gente a mí alrededor hablaba toda la tarde, leía o se recostaba en las hamacas paraguayas que atravesaban todo el lugar.
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Así me arrastran a traves de las cosas

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El repique

Seba, los churreros corren
en la tormenta que azota
con sus canastas de mimbre
sus alpargatas y sus gorras.

Exprimen al máximo
cada instante de su jornal
y luego descansan
bajo un toldo
y miran felices
caer la lluvia.
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Diario

Pensaba ayer que ya no tenía mucho sentido tener un blog: es algo que fue, pasó, no leo ni posteo con ganas. Después me dije que en algún lado me sirve colgar las cosas que escribo. No voy a talleres, no participo en lecturas, no tengo una editorial atrás. Esto me sirve. Armé toda una teoría de la escritura (no del soporte, aunque, de alguna manera están conectados) a partir del encuentro con uno mismo: escribir es arriesgar el cuerpo, jugarse, ir al frente. En esta línea, entendí cierta incomodidad con el registro periodístico. En primer lugar, como maquinaria de desgaste. Después, como ejercicio de un oficio que no sorprende. También por la línea editorial de una revista como El gran otro: conservadora, mediocre y elitista. En otras palabras, me arrepentí de lo que había pensando el día anterior. Hoy tomé una decisión con respecto a este espacio: armar un diario que resuma, día a día, semana a semana o con la frecuencia que sea, el proceso de construcción y ordenamiento de mi libro de cuentos. También, si es posible, y pisando un poco más fuerte en facebook, algunas notas sobre el proyecto “Escape a Plutón”. Veremos que pasa.
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El trasfondo de Peter

La burla tiene una contundencia ideológica que me resulta interesante. La burla es un recurso crítico superador a la crítica política. Porque la crítica política converge siempre en un mismo escenario: si hay un debate, todos hablan de lo mismo pensando diferente. Pero la burla, cuando tiene algún sustento en esa mirada que conlleva, cuando no es una burla adolescente, permite señalar la estafa corriéndose de la denuncia. La burla deja sopeteando al estafador durante más tiempo, me parece, porque no sabe cómo lidiar con ese otro discurso que lo desnuda. La expresión humorística se burla de las convenciones, las instituciones, la verticalidad, de ciertos discursos. Cuando escucho a Groucho Marx pienso que nada de lo estafador ni del discurso convencional puede atravesar a esa persona que se está cagando de risa de todo y está viendo cuál es la raíz de la estafa.

Capusotto, en Página
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El fin

Porque el último encendedor Bic
se ha quedado sin gas en el centro
de la fiesta pasan
de mano en mano
las puntas de los cigarros
atravesando la oscuridad
demorando
en llegar a la otra punta.
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Una lista de

Efervescencia - rándom - lirio - Hipólito - delfín - cowboy - pez - tornasolado - crepuscular - frescura - tumblr - leonino - emoción - nuez - duna - flúor - embeleso - bluff - pulpa - celo - rocío - bosque - luz - demora - limón - aureora boreal - púrpura - anís
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Punch

Hay días en que escribir es muy lindo.
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Los secretos de Villa Ocampo

Construida en 1891 y restaurada por la UNESCO hace pocos años, la histórica casa de la familia Ocampo en San Isidro brinda la oportunidad de recorrer uno de los espacios centrales de la cultura del siglo XX.

1.

Lo primero que se percibe, una vez traspasado el umbral que da a la calle Elortondo, es un monumental ombú, atravesado por rayones de luz y, más allá, enredaderas, arbustos y un par de gyncos, entre la maleza prolija y el césped color verde esmeralda. A un lado, el sendero de caminantes que rodea la casa conduce a la parte posterior y, hacia el fondo, desperdigados en los 10.000 metros cuadrados de terreno, se ubica la glorieta, el mirador, la fuente y casi oculto en una suerte de serranía, un paisaje de barranca que recuerda la selva que, hace setenta u ochenta años, bordeaba la ribera del río. Estamos en Villa Ocampo: la fastuosa mansión construida a finales del siglo XIX bajo las directrices del estilo pintoresquista inglés y que, décadas más tarde, se convertiría en el hogar de Victoria Ocampo y en refugio de pensadores y artistas de la talla de André Malraux, Graham Greene, Albert Camus y Gabriela Mistral. La casona, sin dudas, se alimenta de la presencia de estos célebres fantasmas. Al recorrer sus pasajes y corredores es imposible dejar de pensar que, por estos mismos salones, Adolfo Bioy Casares discutió con Borges o compartió escenas con su mujer, Silvina Ocampo. O deambuló un ceñudo Pablo Neruda. O se reunió el Grupo Sur con sus colaboradores extranjeros. Es cierto y por eso la emoción: Villa Ocampo todavía respira las cenizas de gran parte de la intelectualidad del siglo pasado.

2.

Construida en 1891 por Manuel Ocampo, Villa Ocampo consta de tres plantas de alrededor de 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una inmensa galería donde en la actualidad se puede tomar la merienda con vistas al jardín. Antiguamente la casa contaba con un parque de 10 hectáreas y llegaba hasta el bajo, donde pasaba el ferrocarril y, según los diarios de Victoria, una vez al mes la familia solía ir a pescar bagres y pasear por la avenida de los álamos. En la actualidad el jardín ha sido estilizado y definido en distintas unidades: el acceso, el sector romántico, el lawn, la pélouse afrancesada, la barranca y el jardín fragante. Ahora bien, la casa sobrellevó importantes modificaciones después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, ya que parte de su inmenso terreno fue loteado. En 1941 Victoria fija su residencia en Beccar y, en 1947, la casa sufre un importante incendio que destruye parte de la biblioteca y el salón principal. En sus notas, Victoria escribe: “Todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que mas lamento y las Enciclopedias”
Una vez que Victoria se muda a la antigua casa de fin de semana de la familia Ocampo, comienza a intervenir la decoración, influenciada por la corriente modernista. Así renueva los muebles, pinta de blanco los interiores, ubica mobiliario antiguo y dibujos de Helleu en el salón principal. Una vez que Victoria muere en 1979, la casa entra en un profundo deterioro del cual es rescatada en 2003 a través del proyecto de la UNESCO y la Secretaría de Obras Públicas de la Nación.
Otros dos puntos contribuyen a la riqueza de Villa Ocampo. En primer lugar, la biblioteca personal de Victoria es extraordinaria: cuenta con casi 12.000 volúmenes, entre ellos los seminarios de Lacan dedicados de puño y letra, las obras completas de W.H. Hudson o la edición original del Manifiesto Surrealista de Andre Bretón. Por otro lado, las pinturas y obras que decoran la casa. Por ejemplo, un óleo de Pedro Figari de 1925, fotografías de Man Ray, un bronce del principe Troubetzkoy y retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas de Buenos Aires.

3.

Después de recorrer los intersticios del jardín – travesía ideal para un día de verano – los interiores reclaman nuestra atención. Hay infinidad de salones, recovecos, espacios cubiertos con fotografías y libros. En el corazón de la casa, el majestuoso salón comedor y la sala de música que cuenta con un piano Steinway, el cual fue utilizado por Federico Garcia Lorca e Igor Stravinsky, dos de los visitantes ilustres de Victoria, quién concebía a la cultura como una amalgama cosmopolita, con el eje situado, siempre, en dirección europea. Después, el hall de entrada y, subiendo las escaleras, las habitaciones de Victoria, Ramona y Angélica Ocampo, adecuadas como salas de exposiciones. Bajamos las escaleras y nos disponemos a partir, no sin antes recordar que en esta casa estuvo Aldous Huxley y Octavio Paz, fermentando teoremas existencialistas, uno, y posiciones políticas en plena Segunda Guerra Mundial, el otro. El propio Roger Caillois, quién, se dice, tuvo un amorío con Victoria, permaneció en el país largos años y dirigió la colección La croix du Sur de Gallimard. Finalmente, salimos. En la entrada hay un cartel donde puede verse una fotografía de la casa anterior al proyecto de restauración. En una imagen superior, Villa Ocampo tal cual se la percibe en la actualidad: renovada, exquisita y seductora.


Villa Ocampo está ubicada en Beccar, partido de San Isidro, y permanece abierta de jueves a domingo de 12:30 a 19:00. Hay visitas guiadas en los horarios de 14:30, 15:30 y 16:30. Cuenta con una cafetería donde se puede almorzar o tomar el té. Además, se realizan distintas actividades culturales, conciertos y eventos.

En El gran otro.
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Sucundun

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Las telarañas del deseo

1.

Un modelo de explotación sexual. Así definió Manuel Puig, en reiteradas oportunidades, a General Villegas, el pueblo donde nació el 28 de diciembre de 1932. Por suerte, María Elena Delle Done, su madre, era una mujer sensible que se ajustaba a la perfección al universo de la ficción cinematográfica. Una mujer que le enseñó que, más allá de la monocromía y el austero paisaje de Villegas, había algo más. Así, en 1936, un pequeñísimo Puig, acompañado por su madre, comenzó a asistir al cinematógrafo. Otra vuelta del destino: entre 1935 y 1946 Hollywood atravesaba su época de oro. Los grandes estudios, las películas de género y aquellos sofisticados íconos femeninos como Ingrid Bergman, Joan Crawford y Gingers Rogers alimentaron los sueños de una generación. Finalmente, al promediar su adolescencia, la familia Puig viajó a Buenos Aires y Manuel ingresó en el colegio Ward de Ramos Mejía. Este será el primero de sus dos viajes iniciáticos. Más tarde comenzará a estudiar arquitectura en la UBA, cursará estudios de francés, inglés e italiano, hará el servicio militar y, en 1956, recibirá una noticia que le cambiará la vida: una beca para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma. Manuel Puig, entonces, viaja a Europa. Entre estos dos periplos – de Villegas a Buenos Aires, de Buenos Aires a Europa – aparecerá cifrado un espacio de representación, un tono narrativo y una estética. En la primera novela de Puig – La traición de Rita Hayworth (1968), la cual es finalista del Premio Biblioteca Breve de Seix Barral – se encuentran todos los condimentos que cruzan su obra narrativa. En otras palabras, tanto La traición de Rita Hayworth como Boquitas pintadas (1969) buscan reproducir la vida pueblerina, su particular cosificación y las costumbres de sus habitantes, todo mediado por la influencia de los productos del cine hollywoodense, la traducción literaria que realiza el propio Puig y el uso de géneros populares como el folletín o el melodrama.

2.

Entre 1975 y 1981, el implacable español Joaquín Soler Serrano entrevistó, para el programa “A fondo”, a escritores y artistas como Octavio Paz, Salvador Dalí, Juan Carlos Onetti, Atahualpa Yupanqui o Jorge Luis Borges. Muchos de estos programas, con el tiempo, se convirtieron en material de antología, ya sea por las escasas apariciones públicas de varias de las figuras entrevistadas, por los verborrágicos giros de Serrano o las largas y distendidas explicaciones que brindaba, por poner un ejemplo, Julio Cortázar, mientras fumaba un cigarrillo tras otro, o Dalí, un poco más allá de la niebla cósmica del surrealismo. En youtube puede encontrarse, dividida en 5 secciones, la entrevista que Soler Serrano le realiza a Manuel Puig. Él, de impecable camisa oscura y pantalón de vestir, encanta de inmediato con su sonrisa, su pose relajada y una primera confesión que quiebra cualquier distancia con el espectador. Me refiero no solo al televidente español de la década del ´70 sino también al usuario del siglo XXI, el visitante virtual que entumecido por la pantalla en blanco y negro respira con tranquilidad y se deja llenar con la voz espaciosa, clara y tímida del escritor bonaerense. La entrevista comienza con un particular elogio a la riqueza de la lengua española para poner en foco el hablar defectuoso del propio Puig. Aquí acontece una revelación literaria: en sus ocho novelas publicadas al momento de su muerte y como ha anotado una y otra vez la crítica literaria, nunca habrá un narrador omnisciente. Entre tantas otras marcas estilísticas y los múltiples recursos estético-literarios puestos en juego, una de las más notables en su obra literaria será la primacía de las voces de los personajes, con los cuales Puig se identificaba completamente. No hay parodia ni burla, sino un entretejido innovador entre los caracteres y sus historias. La de Puig es una luz que va mucho más allá de la estética pop de los años 60-70.

3.

Por aquellos años, Boquitas pintadas se convierte inmediatamente en un best-seller. En 1973 aparece su tercer novela: The Buenos Aires Affair. Autoexiliado, Puig recibe amenazadas por el contenido antiperonista de su texto. Años más tarde, El beso de la mujer araña será prohibida por la dictadura militar. Puig escribirá, hasta su muerte en 1990, cuatro novelas más: Pubis Angelical (1979), Maldición eterna a quién lea estas páginas (1980), Sangre de amor correspondido (1982) y, desde Brasil, Cae la noche tropical (1988) inspirada, en alguna medida, en la mentalidad de sus padres ancianos. Escribió además decenas de guiones de cine y adaptaciones, como El lugar sin límites, del chileno José Donoso, por el cual obtuvo el premio del Festival de Cine de San Sebastián. Antes lo había recibido por el guión de Boquitas pintadas, película dirigida por Leopoldo Torre Nilson. Su obra la completan distintas piezas teatrales, como “Bajo un manto de estrellas” (1983) y su correspondencia, editada hace pocos años por Editorial Entropía. Entre la publicación de su primera obra y 1988, Puig recorre el mundo: es un verdadero nómada, un escritor exiliado. Vive en Roma, Londres, Nueva York, Francia, México, Río de Janeiro. Muere en 1990, en Cuernavaca, México, en compañía de su madre, quien hace incinerar sus restos y los traslada a Buenos Aires. Queda inconclusa su última obra: “Humedad relativa, 95%”.

4.

El grupo teatral Sambuseck viene de estrenar “Impalpable” en el Teatro Vera Vera, obra inspirada en textos y entrevistas de Manuel Puig. Para entender de qué manera el peculiar universo de Puig alimenta el imaginario de nuevos creadores, decidimos consultarlos al respecto:

El Gran Otro: Impalpable está inspirada en entrevistas y relatos de Manuel Puig. La obra, desde mi óptica, no solo toma un paisaje y ciertos personajes, sino también un tono y una estética, pero también, construye y traduce al lenguaje de otra disciplina una obra literaria con un fuerte sesgo cinematográfico. Les quería preguntar, en relación a este punto ¿Cómo fue el acercamiento a Manuel Puig? ¿Qué elementos de su obra les resultaron atractivos para el trabajo teatral?

Sambuseck: Todos nosotros habíamos leído algo de su obra, y nos atraía mucho el mundo que proponía: femenino, con personajes complejos y posibles a la vez. En realidad nos interesaba Cae la noche tropical porque que tenía una estructura que nos servía, para tres mujeres. Pero empezamos a leer más de toda su obra. De ahí rescatamos recursos que eran interesantes para trasladar a lo teatral: el collage, el nunca nombrar lo que sucede (que todo quede por debajo, como en los personajes de Boquitas pintadas, que se habla siempre de otra cosa), el pueblo de la provincia de Buenos Aires, la forma de vincularse, el rol de la mujer. Todos elementos que nos servían para improvisar, para construir imágenes, que luego se transformaron en escenas y más tarde, como un rompecabezas, en una obra.

El Gran Otro: Ahora bien ¿En qué instancias de su obra o biografía se apoyaron para construir Impalpable? ¿Qué sienten que les brindó Puig?

Sambuseck: Algo que nos atrajo desde siempre fue una entrevista que le hicieron a él en el setenta y seis, cuando publicó El beso de la mujer araña. En esa entrevista habla de su propia experiencia en General Villegas y confiesa que para él, su vida allí era un western al que había entrado por error, una película de la cual no podía salir. Y que entonces, para poder escapar de esa realidad, se refugiaba en la penumbra del cine. Esta premisa nos reclamaba siempre que estos personajes que estábamos construyendo se vincularan del mismo modo con su realidad. La posibilidad que nos da el teatro, en este sentido, es que ese limite entre la verdad y la ficción es bastante delgado, porque lo que pasa es real: ahí con los actores en escena, pero a la vez, es una historia, es ficción. Tomamos una escenografía que pudiera notarse como tal, como si fuera un set. La música original en piano de Nicolás Bari y Matías Neibur funciona como una banda sonora que va uniendo las distintas escenas. La iluminación de Sandra Grossi, que trabajó siempre en cine, tiene la impronta de lo cinematográfico en cada escena, en la que con determinados tipos de luces podemos hasta crear primeros planos, cosa muy difícil en teatro. En fin, Puig nos sirvió como un trampolín lleno de recursos para trasladar a lo teatral, y entre ellos estaba ese vínculo directo con lo cinematográfico. La dramaturgia fue alimentándose sola con todo ese banquete y luego fue otra tarea organizarlos para que apareciera una historia, un cuento para contar.

5.

A más de veinte años de su muerte, la obra de Puig continúa siendo absolutamente contemporánea y es no solo una referencia dentro del canon literario sino fuente de inspiración para el trabajo de distintas disciplinas. No solo el cine, sino también la dinámica teatral. La maquinaria Puig, más allá de esto, ha ensamblado distintas corrientes y estéticas, fusionándolas para crear un estilo único. Su obra supone, también, una toma de posición ante cualquier sistema de opresión. ¿Cómo leer, sino, el interjuego discursivo entre la militancia revolucionaria de Valentín y la homosexualidad de Molina en El beso de la mujer araña?

En El gran otro