Los suicidas, que raro, trabajan
siempre, viven, en las biografías
hasta el final: como si no fueran a
hacerlo, como si a ellos también
sorprendiera el desear, de pronto,
la muerte.
"Hizo esto y aquello; trabajó,
tuvo el hijo y después, en los ´70
se suicidó" dice la biografía.
Un hueco de escalera, un arma
inoportuna, el tren raudo, las mujeres,
su veneno, la asfixia, las arterias
descuidadas.
Los suicidas, pero qué raro, hasta el
último momento como si los
sorprendiera haciendo cosas, la muerte,
como quien intenta.
Es el relato que propicia esos
efectos, que estupidiza, simplifica
la absurda confusión de cada vida
suicidada que pasa, como de
repente, a la parte baja de un tren.
Cecilia Eraso
.
5 comentarios:
que oportuno, me estaba por sentir plena, digo casi suicida, digo... prefiero terminar así, en puntos suspensivos, va no sé si prefiero
ufff, muy bien.
no puedo dejar de pensar en el sin sentido de la vida, que acaso sea otro sentido. pero que de todos modos, nos mueve a vivir hasta que nos sorprende la muerte en sí misma. Porque la idea, o el deseo, está latente en todos desde el inicio.
bien este poema!!
es la segunda vez que leo algo de esta chica que me pega así, será que es grosa, no?
Tengo que decir que este poema me gusta mucho mucho, digamos que es grosa, si Romi.
Martín, gracias por compartir este poema. ¡Y gracias por los comentarios, buena onda!
Saludos, Cecilia
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