Me llama a cualquier hora
y yo dejo mi puesto de trabajo y corro
a través de las calles
como un camión de bomberos o una ambulancia
que se activa inmediatamente
al oir su voz. La voz de un chico hambriento
es demoledora, uno no puede decirle
"Ahora no, estoy ocupado"
y seguir haciendo las cosas de siempre
como si el llamado no hubiera existido
nunca, o sólo fuera
una pequeña interferencia en la línea.
Yo sé que con mi acción compulsiva
no voy a cambiar el mundo, que la injusticia
en la que nos movemos
exige de nosotros una participación
más afectiva, y no esta lírica revolucionaria.
Sé, en fin, que todas las ambulancias del mundo
y todos los camiones de bomberos
no apagarán la soledad
en la que se consume el corazón de esos chicos
que miran pasar la vida
como si no les perteneciera.
Pero creo en el granito de arena, y creo que el amor
es el único granito de arena
que se multiplica a toda velocidad. Creo
en la velocidad con que el amor trabaja
sin pensar en una recompensa,
no importa la hora. Se sube a la ambulancia
y corre, corre... Atraviesa las avenidas.
Osvaldo Bossi
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1 comentario:
q buen poema.. saludos
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