1.
La historia es conocida: hace más de una década, Napster, a través de su plataforma para intercambiar archivos, no solo asestó un golpe mortal a la industria discográfica, sino que modificó para siempre el acceso y la experiencia de escuchar música. En la actualidad, ante el avance de los libros digitales y la consecuente expansión de los lectores de libros electrónicos, la industria editorial se encuentra ante una encrucijada. En principio, porque se avecina la mayor transformación desde la invención de la imprenta, pero también por el terror que genera en los ejecutivos de las grandes cadenas editoriales la posibilidad de que la piratería afecte su negocio, como ya lo ha hecho con el cine y la música. En la última Feria del Libro de Argentina, por primera vez fue posible comprar libros electrónicos; el volumen de ventas de estos con relación a los libros en papel ya alcanza el 2,5 %. Tomando nota de esto, en 2010 Planeta, Editorial Santillana y Random House Mondadori anunciaron el lanzamiento de Libranda, la primera gran plataforma digital de venta de libros en español. A través de Libranda, las grandes cadenas digitalizan sus catálogos y los ponen a disposición de los lectores, así dejan de lado la labor de los distribuidores, de las imprentas y, aunque lo nieguen, de los propios libreros. Distintos teóricos han recalado en esta transformación: desde el notable historiador francés Roger Chartier hasta el español Román Gubern, quién en su reciente libro Metamorfosis de la escritura recorre la historia de los libros y las prácticas de lectura, desde la Antigüedad hasta la aparición de Internet y los libros electrónicos. En general, estos autores ponderan las ventajas del libro de papel: su comodidad, practicidad, valor sentimental, resistencia y su status de invención insuperable. Sin embargo, la interacción entre ambos dispositivos de lectura está planteada; en el futuro, lo más probable es su convivencia.
2.
Para el lector, los libros digitales abren un panorama enriquecedor. Si bien la imagen tiene algo de futurista, ya es posible conectar la entrada usb de cualquier lector de libros digitales, entrar a la red y descargar un libro. Imaginen un mundo donde dejen de existir los libros descatalogados, los imposibles de conseguir, donde se puedan bajar las obras completas de Nabokov, Sylvia Plath, Cormac McCarthy o Kurt Vonnegut en dos minutos; una instancia donde no haya que importar libros a precios siderales y se pueda tener acceso a la última novedad publicada en París o Nueva York de manera instantánea.
3.
Las editoriales digitales no solo cumplen un rol fundamental en este nuevo escenario, sino que se han adaptado con increíble rapidez a la novedad de los libros digitales. Por un lado, existen editoriales como Bubok, que permite a los autores autoeditarse y elegir el precio de sus libros. Bubok ha optado recientemente por ofrecer sus textos en formato ePub, utilizado por los dispositivos de Apple y la mayoría de los lectores de libros digitales. Al mismo tiempo, por sus menores costos, disponibilidad de acceso y ante el umbral de un nuevo estadio de democratización cultural, la revolución digital abre las puertas a nuevos emprendimientos. A nivel local, Determinado Rumor (determinadorumor.com.ar) dirigida por el escritor Sebastián Morfés, es una editorial digital fundada a principios del 2011 que ofrece libros listos para descargarse en formato ePub. De acceso libre, los archivos pueden bajarse desde la Red a través de cualquier computadora, teléfono móvil o tableta. Si bien los títulos editados por Determinado Rumor son de acceso libre, su creador insta a los lectores a aportar donaciones para sostener el proyecto, solventar los costos, el trabajo de edición y la producción creativa de los autores. La apuesta es diagramar nuevas vías de circulación textual y promover el acceso democrático de la literatura. ¿Qué edita Determinado Rumor? Poesía, tanto de autores consagrados como de jóvenes poetas. A solo un clic de distancia se puede encontrar el nuevo libro de Horacio Fiebelkorn, Mariano Blatt, Cecilia Eraso, Mercedes Halfon, Mario Arteca o Diego Carballo.
Otro sello para tener en cuenta es El fin de la noche (elfindelanoche.com.ar), que integra en su proyecto la edición de libros en papel con la posibilidad de leer en línea y adquirir los libros en archivos digitales. El propósito de la editora Carolina Sborovsky es liberar el acceso a la literatura, al mismo tiempo que promueve la lectura como un derecho universal. El libro, para Sborovsky, será el objeto, la mercancía que se mueve dentro de la dinámica capitalista. La lectura pertenece a otro orden y, por eso, debe ser gratuita. El fin de la noche edita un amplio abanico de poesía y narrativa hispanoamericana; en su catálogo se encuentran autores como Guido Natale, Luis Benítez, Azucena Galettini y Clara Muschetti, entre otros.
4.
Como una enredadera cibernética de dimensiones inimaginables, los libros digitales prometen crecer y multiplicarse. Ya pueden leerse en iPhones, iPad o cualquier lector de libros electrónicos. No es solo un cambio de plataforma; el libro digital impone una verdadera revolución cultural que supone, por un lado, el libre acceso y la ampliación de los canales de circulación textual, pero también, más allá de sus ventajas de almacenamiento, la modificación de la noción de texto. Si miramos más lejos aún, podemos imaginar un libro con enlaces a sitios de Internet o relatos multimedia, o bien nuevas prácticas expresivas. Los cambios podrán ser más o menos atractivos para cada lector, pero no cabe duda de que, de manera gradual, comenzaremos a sentir sus ondas expansivas.
Publicado en El gran otro.
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1 comentario:
A mí me da un poco de miedo el advenimiento de los Supersónicos a la vida misma, qué querés que te diga.
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