Construida en 1891 y restaurada por la UNESCO hace pocos años, la histórica casa de la familia Ocampo en San Isidro brinda la oportunidad de recorrer uno de los espacios centrales de la cultura del siglo XX.
1.
Lo primero que se percibe, una vez traspasado el umbral que da a la calle Elortondo, es un monumental ombú, atravesado por rayones de luz y, más allá, enredaderas, arbustos y un par de gyncos, entre la maleza prolija y el césped color verde esmeralda. A un lado, el sendero de caminantes que rodea la casa conduce a la parte posterior y, hacia el fondo, desperdigados en los 10.000 metros cuadrados de terreno, se ubica la glorieta, el mirador, la fuente y casi oculto en una suerte de serranía, un paisaje de barranca que recuerda la selva que, hace setenta u ochenta años, bordeaba la ribera del río. Estamos en Villa Ocampo: la fastuosa mansión construida a finales del siglo XIX bajo las directrices del estilo pintoresquista inglés y que, décadas más tarde, se convertiría en el hogar de Victoria Ocampo y en refugio de pensadores y artistas de la talla de André Malraux, Graham Greene, Albert Camus y Gabriela Mistral. La casona, sin dudas, se alimenta de la presencia de estos célebres fantasmas. Al recorrer sus pasajes y corredores es imposible dejar de pensar que, por estos mismos salones, Adolfo Bioy Casares discutió con Borges o compartió escenas con su mujer, Silvina Ocampo. O deambuló un ceñudo Pablo Neruda. O se reunió el Grupo Sur con sus colaboradores extranjeros. Es cierto y por eso la emoción: Villa Ocampo todavía respira las cenizas de gran parte de la intelectualidad del siglo pasado.
2.
Construida en 1891 por Manuel Ocampo, Villa Ocampo consta de tres plantas de alrededor de 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una inmensa galería donde en la actualidad se puede tomar la merienda con vistas al jardín. Antiguamente la casa contaba con un parque de 10 hectáreas y llegaba hasta el bajo, donde pasaba el ferrocarril y, según los diarios de Victoria, una vez al mes la familia solía ir a pescar bagres y pasear por la avenida de los álamos. En la actualidad el jardín ha sido estilizado y definido en distintas unidades: el acceso, el sector romántico, el lawn, la pélouse afrancesada, la barranca y el jardín fragante. Ahora bien, la casa sobrellevó importantes modificaciones después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, ya que parte de su inmenso terreno fue loteado. En 1941 Victoria fija su residencia en Beccar y, en 1947, la casa sufre un importante incendio que destruye parte de la biblioteca y el salón principal. En sus notas, Victoria escribe: “Todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que mas lamento y las Enciclopedias”
Una vez que Victoria se muda a la antigua casa de fin de semana de la familia Ocampo, comienza a intervenir la decoración, influenciada por la corriente modernista. Así renueva los muebles, pinta de blanco los interiores, ubica mobiliario antiguo y dibujos de Helleu en el salón principal. Una vez que Victoria muere en 1979, la casa entra en un profundo deterioro del cual es rescatada en 2003 a través del proyecto de la UNESCO y la Secretaría de Obras Públicas de la Nación.
Otros dos puntos contribuyen a la riqueza de Villa Ocampo. En primer lugar, la biblioteca personal de Victoria es extraordinaria: cuenta con casi 12.000 volúmenes, entre ellos los seminarios de Lacan dedicados de puño y letra, las obras completas de W.H. Hudson o la edición original del Manifiesto Surrealista de Andre Bretón. Por otro lado, las pinturas y obras que decoran la casa. Por ejemplo, un óleo de Pedro Figari de 1925, fotografías de Man Ray, un bronce del principe Troubetzkoy y retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas de Buenos Aires.
3.
Después de recorrer los intersticios del jardín – travesía ideal para un día de verano – los interiores reclaman nuestra atención. Hay infinidad de salones, recovecos, espacios cubiertos con fotografías y libros. En el corazón de la casa, el majestuoso salón comedor y la sala de música que cuenta con un piano Steinway, el cual fue utilizado por Federico Garcia Lorca e Igor Stravinsky, dos de los visitantes ilustres de Victoria, quién concebía a la cultura como una amalgama cosmopolita, con el eje situado, siempre, en dirección europea. Después, el hall de entrada y, subiendo las escaleras, las habitaciones de Victoria, Ramona y Angélica Ocampo, adecuadas como salas de exposiciones. Bajamos las escaleras y nos disponemos a partir, no sin antes recordar que en esta casa estuvo Aldous Huxley y Octavio Paz, fermentando teoremas existencialistas, uno, y posiciones políticas en plena Segunda Guerra Mundial, el otro. El propio Roger Caillois, quién, se dice, tuvo un amorío con Victoria, permaneció en el país largos años y dirigió la colección La croix du Sur de Gallimard. Finalmente, salimos. En la entrada hay un cartel donde puede verse una fotografía de la casa anterior al proyecto de restauración. En una imagen superior, Villa Ocampo tal cual se la percibe en la actualidad: renovada, exquisita y seductora.
Villa Ocampo está ubicada en Beccar, partido de San Isidro, y permanece abierta de jueves a domingo de 12:30 a 19:00. Hay visitas guiadas en los horarios de 14:30, 15:30 y 16:30. Cuenta con una cafetería donde se puede almorzar o tomar el té. Además, se realizan distintas actividades culturales, conciertos y eventos.
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Lo primero que se percibe, una vez traspasado el umbral que da a la calle Elortondo, es un monumental ombú, atravesado por rayones de luz y, más allá, enredaderas, arbustos y un par de gyncos, entre la maleza prolija y el césped color verde esmeralda. A un lado, el sendero de caminantes que rodea la casa conduce a la parte posterior y, hacia el fondo, desperdigados en los 10.000 metros cuadrados de terreno, se ubica la glorieta, el mirador, la fuente y casi oculto en una suerte de serranía, un paisaje de barranca que recuerda la selva que, hace setenta u ochenta años, bordeaba la ribera del río. Estamos en Villa Ocampo: la fastuosa mansión construida a finales del siglo XIX bajo las directrices del estilo pintoresquista inglés y que, décadas más tarde, se convertiría en el hogar de Victoria Ocampo y en refugio de pensadores y artistas de la talla de André Malraux, Graham Greene, Albert Camus y Gabriela Mistral. La casona, sin dudas, se alimenta de la presencia de estos célebres fantasmas. Al recorrer sus pasajes y corredores es imposible dejar de pensar que, por estos mismos salones, Adolfo Bioy Casares discutió con Borges o compartió escenas con su mujer, Silvina Ocampo. O deambuló un ceñudo Pablo Neruda. O se reunió el Grupo Sur con sus colaboradores extranjeros. Es cierto y por eso la emoción: Villa Ocampo todavía respira las cenizas de gran parte de la intelectualidad del siglo pasado.
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Construida en 1891 por Manuel Ocampo, Villa Ocampo consta de tres plantas de alrededor de 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una inmensa galería donde en la actualidad se puede tomar la merienda con vistas al jardín. Antiguamente la casa contaba con un parque de 10 hectáreas y llegaba hasta el bajo, donde pasaba el ferrocarril y, según los diarios de Victoria, una vez al mes la familia solía ir a pescar bagres y pasear por la avenida de los álamos. En la actualidad el jardín ha sido estilizado y definido en distintas unidades: el acceso, el sector romántico, el lawn, la pélouse afrancesada, la barranca y el jardín fragante. Ahora bien, la casa sobrellevó importantes modificaciones después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, ya que parte de su inmenso terreno fue loteado. En 1941 Victoria fija su residencia en Beccar y, en 1947, la casa sufre un importante incendio que destruye parte de la biblioteca y el salón principal. En sus notas, Victoria escribe: “Todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que mas lamento y las Enciclopedias”
Una vez que Victoria se muda a la antigua casa de fin de semana de la familia Ocampo, comienza a intervenir la decoración, influenciada por la corriente modernista. Así renueva los muebles, pinta de blanco los interiores, ubica mobiliario antiguo y dibujos de Helleu en el salón principal. Una vez que Victoria muere en 1979, la casa entra en un profundo deterioro del cual es rescatada en 2003 a través del proyecto de la UNESCO y la Secretaría de Obras Públicas de la Nación.
Otros dos puntos contribuyen a la riqueza de Villa Ocampo. En primer lugar, la biblioteca personal de Victoria es extraordinaria: cuenta con casi 12.000 volúmenes, entre ellos los seminarios de Lacan dedicados de puño y letra, las obras completas de W.H. Hudson o la edición original del Manifiesto Surrealista de Andre Bretón. Por otro lado, las pinturas y obras que decoran la casa. Por ejemplo, un óleo de Pedro Figari de 1925, fotografías de Man Ray, un bronce del principe Troubetzkoy y retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas de Buenos Aires.
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Después de recorrer los intersticios del jardín – travesía ideal para un día de verano – los interiores reclaman nuestra atención. Hay infinidad de salones, recovecos, espacios cubiertos con fotografías y libros. En el corazón de la casa, el majestuoso salón comedor y la sala de música que cuenta con un piano Steinway, el cual fue utilizado por Federico Garcia Lorca e Igor Stravinsky, dos de los visitantes ilustres de Victoria, quién concebía a la cultura como una amalgama cosmopolita, con el eje situado, siempre, en dirección europea. Después, el hall de entrada y, subiendo las escaleras, las habitaciones de Victoria, Ramona y Angélica Ocampo, adecuadas como salas de exposiciones. Bajamos las escaleras y nos disponemos a partir, no sin antes recordar que en esta casa estuvo Aldous Huxley y Octavio Paz, fermentando teoremas existencialistas, uno, y posiciones políticas en plena Segunda Guerra Mundial, el otro. El propio Roger Caillois, quién, se dice, tuvo un amorío con Victoria, permaneció en el país largos años y dirigió la colección La croix du Sur de Gallimard. Finalmente, salimos. En la entrada hay un cartel donde puede verse una fotografía de la casa anterior al proyecto de restauración. En una imagen superior, Villa Ocampo tal cual se la percibe en la actualidad: renovada, exquisita y seductora.
Villa Ocampo está ubicada en Beccar, partido de San Isidro, y permanece abierta de jueves a domingo de 12:30 a 19:00. Hay visitas guiadas en los horarios de 14:30, 15:30 y 16:30. Cuenta con una cafetería donde se puede almorzar o tomar el té. Además, se realizan distintas actividades culturales, conciertos y eventos.
En El gran otro.
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