«No leer debería ser una elección, no un destino impuesto». Así, con la claridad de quién conoce las complejidades que rodean el acceso a la cultura escrita, Ivana Sosnik, coordinadora del programa ¡Queremos leer! de la Fundación TEMAS, traza con sutileza el nexo entre educación y posibilidades socio-económicas. De esta manera, tanto la Fundación TEMAS—una institución no gubernamental que apuntala sus programas en la Villa 21-24— como la Fundación Mempo Giardinelli, cada una con sus respectivas vicisitudes, campos de acción y estrategias particulares, recorren el arduo tejido del fomento de la lectura y la democratización de las prácticas culturales haciendo hincapié en múltiples sectores sociales. Al mismo tiempo, desde el espacio estatal, el Plan Nacional de Lectura propone centralizar las acciones en relación al fomento de la lectura. De una manera u otra, surgen diversas preguntas: ¿es posible transmitir el placer por la lectura?, ¿en qué medida la literatura, por diversa que esta sea, ayuda a generar corrientes de sentido? Finalmente, ¿cómo es el encuentro entre nuevos lectores y los textos?, ¿de qué manera trabajan las instituciones que destinan sus esfuerzos a la transmisión de la práctica lectora?
Primero, establezcamos un marco a nivel nacional: El Plan Nacional de Lectura, llevado adelante por el Ministerio de Educación de la Nación y dirigido por la profesora Margarita Eggers Lan, diseña y pone en práctica distintas estrategias para mejorar la enseñanza de la lectura, además de contribuir a su difusión, abrir nuevos horizontes y posicionar al espacio lector en distintas esferas de la vida cotidiana: desde el ámbito de la escuela hasta el hogar o los espacios públicos. De esta manera, el Plan Nacional establece una red federal que nuclea los programas de los distintos ministerios provinciales, además de llevar a cabo talleres de lectura, organizar visitas de autores y capacitar docentes y bibliotecarios. Al mismo tiempo, busca generar conciencia sobre la importancia de la oralidad y abrir el debate sobre la lectura y géneros como la literatura infantil y juvenil, considerados históricamente géneros menores.
Fundación Mempo Giardinelli
Mempo Giardinelli preside la Fundación que lleva su mismo nombre, dedicada al fomento de la lectura. En su libro Volver a leer, Giardinelli expone que el imaginario del ascenso social de la Argentina se ha situado históricamente en rededor del objeto-libro. Menciona a los clubes de fútbol, partidos políticos, sindicatos y sociedades de fomento que se erigieron alrededor de un núcleo común: la biblioteca. El origen de está dinámica cultural puede rastrearse hasta la presidencia de Sarmiento y la creación de su sistema nacional de bibliotecas, el cual persiste hasta el día de hoy con el nombre de CONABIP: una especie de tejido de lectura que recorre nuestro territorio. Para Giardinelli, la dictadura militar quebró este imaginario que depositaba en el libro la promesa y solidificación del ascenso social. Para obtener datos y corroborar su hipótesis realizó, en el año 1986, la Primera Encuesta Nacional de Lectura. En un foro organizado en el último Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA) Giardinelli confesó: «Fue muy interesante porque fue la primera vez que se tuvo una base sobre la cual empezar a pensar cómo se leía, qué se leía, por qué se leía, por qué no se leía, para qué se leía y qué leía la sociedad argentina». Es decir, desde la plataforma informativa de la encuesta, se obtuvieron los primeros datos concretos sobre la lectura en nuestro país.
Ahora bien, desde la Fundación Mempo Giardinelli(http://www.fundamgiardinelli.org.ar/), organización no gubernamental sin fines de lucro cuyo lema es «leer abre los ojos», se realizan foros internacionales, prácticas de lectura, seminarios de literatura infantil y juvenil y talleres de capacitación. Las dos propuestas más conocidas que lleva adelante la Fundación es, por un lado, el programa «Abuelas cuenta cuentos» que hoy tiene más de 3000 abuelas situadas en 70 ciudades de Argentina y 7 países de América Latina. Se trata de una red voluntaria en permanente expansión que busca, de manera desinteresada, hacer llegar la práctica de la lectura a todos los ámbitos sociales. Por otro lado, la campaña de lectura en voz alta apunta a otro cuerpo social: se presenta en relación a la institución educativa, es decir, los maestros, y la importancia del hogar. Se detiene, además, en la importancia del registro oral como valor inclaudicable de una comunidad, sin restarle importancia, naturalmente, a la lectura silenciosa.
Fundación TEMAS
La Fundación TEMAS (http://www.fundaciontemas.org.ar) es una organización no gubernamental que implementa programas destinados a la inclusión social dentro de la Villa 21-24, en Barracas. Además de una escuela de boxeo para jóvenes, un plan de microcréditos y un programa de salud bucal, posee un programa de fortalecimiento educativo y un programa de promoción y mediación de la lectura. Promueve, además, un taller de poesía para jóvenes y programas de formación de futuros docentes. En esta oportunidad tuvimos la oportunidad de conversar con Ivana Sosnik y Lucía López, coordinadoras del programa ¡Queremos leer!, que lleva adelante la Fundación.
En primer lugar, les quería preguntar cómo comenzó el programa ¡Queremos leer! y de qué manera se acercaron a él. También me encantaría que me cuenten un poquito su experiencia.
Lucía: El programa comenzó hace ya siete años y surge de la inquietud de llevar a las escuelas del barrio de la Villa 21-24, donde trabaja la Fundación, una propuesta a través de la cual pudiera despertarse el deseo de leer. Se pensaba en generar un espacio donde la lectura tuviera lugar como un fin en sí mismo y no exclusivamente como un medio para acceder a otros conocimientos.
Ivana: En mi caso llegué a la Fundación a través de una búsqueda laboral. Hacía un tiempo que había comenzado a dedicarme a esta maravillosa tarea de promover la lectura, trabajando en distintos espacios dedicados a ello; la propuesta del programa ¡Queremos Leer! me resultó muy atractiva para seguir recorriendo este camino.
Lucía: Llegué al programa a través de Ivana. Durante algunos años compartimos la experiencia de participar en un espacio de educación popular y biblioteca para niños y niñas en la Villa 20 de Lugano. Ella ya trabajaba en TEMAS y cuando surgió la posibilidad de incorporar a alguien más, me invitó a sumarme al equipo. ¡Y no lo dudé!
Una de las etapas del programa ¡Queremos leer! apunta a la capacitación de docentes como mediadores de lectura. ¿Qué actitud toman los docentes en relación a las acciones del plan? ¿Por otra parte, cuáles son las principales dificultades con las que se enfrentan diariamente?
Ivana: La verdad es que la experiencia con los futuros docentes es muy rica. Los acompañamos en un volver a sumergirse en el mundo de la literatura infantil. La propuesta se trata de disfrutar de estas lecturas para poder después contagiar este goce a los chicos y chicas en las escuelas. Y podemos decir que se produce, es muy lindo ver los climas que se logran, como se espera este momento. Para los futuros docentes muchas veces esta es la primera práctica en la escuela y esto resulta muy movilizante. Se les abren muchas preguntas y tienen la posibilidad de analizar muchas cuestiones vinculadas a la institución escolar.
Lucía: Respecto de las dificultades, hay que pensar que estos talleres se desarrollan en el contexto de una institución que tiene sus tiempos, es necesario adaptarse a ellos, ir encontrando los espacios. Además sabemos que la escuela pública atraviesa una situación muy compleja actualmente y esto lleva a tomar medidas de lucha, entonces muchas veces debemos adaptar los tiempos del programa en este sentido. Creemos que, si bien esta es una dificultad en cuanto a tiempos de implementación, también permite a los estudiantes un aprendizaje si logran interiorizarse en lo que sucede.
La Fundación TEMAS lleva adelante distintas acciones y programas en la Villa 21-24 del barrio de Barracas. Les quería preguntar de qué manera se relacionan las distintas actividades unas con otras y, en relación a la inclusión social en grupos marginados, qué sienten que aporta específicamente la transmisión del placer por la lectura y el programa ¡Queremos leer!
Lucía: En particular, el programa ¡Queremos Leer! desarrolla talleres en las escuelas del barrio a las que asisten muchos de los chicos que participan de otro de los programas de la fundación: el Taller de aprendizaje comunitario (TAC). Esto justamente nos llevó a notar la necesidad de construir una biblioteca comunitaria en el barrio donde seguir promoviendo la lectura y el contacto con los libros más allá de las escuelas. De algún modo esto sucedía a través del préstamo de libros de nuestra valija ambulante que se realiza en las escuelas año a año, pero notamos la necesidad de ir por más. De este modo, en el espacio del TAC se abrió un espacio para la lectura, las mesas de libros, la creación de historias colectivas. Y más adelante logramos abrir la biblioteca que comenzó a funcionar el año pasado y que sigue creciendo.
Otros modos de interacción con los otros programas de la fundación son las reuniones periódicas de los equipos donde se busca articular las acciones y por supuesto espacios de festivales y muestras de los que somos parte todos los que participamos de cada programa.
Ivana: Nosotras creemos que la lectura es un derecho de todos y de todas, pensamos que todo el mundo tiene derecho a acceder a la lectura, a los libros, a una variedad de ellos. Creemos, parafraseando uno de los objetivos de la biblioteca comunitaria de «La Vereda» del barrio de Once, que no leer debería ser una elección y no un destino impuesto. La lectura permite abrir nuevos universos y también muchas veces nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos, ese es el aporte que intentamos, y que —valga la aclaración— no se diferencia del que haríamos en cualquier otro contexto, esto mismo vale para todas las personas, más allá de su situación económica.
En El gran otro
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