El argumento de una novela policial de Henning Mankell es así: su héroe, el inspector Kurt Wallander, se va de vacaciones a un pueblito portugués situado en una colina hermosa al borde del Atlántico. Después de un par de días de disfrute extraordinario, alguien aparece asesinado (¿un panadero? ¿el dueño del hostal donde se aloja el inspector?) y contra su voluntad, Wallander se ve envuelto en la investigación del crimen. Pensé que la temática, más allá de que sea algo repetitiva y trillada, es fascinante, porque permite descontextualizar a los personajes, situarlos en un ambiente exótico y enfrentarlos a un universo desconocido. Además, la propuesta es atractiva para el autor de la novela: debe imaginar un lugar idílico y sumergirse en él. No necesariamente debería ser un policial, el personaje central, se me ocurre, puede ser un futbolista retirado, un cocinero o un preparador físico y el eje de la trama pasar por otro lado. Debe haber, aun así, alguna clase de misterio a revelar que, a partir del quiebre, movilice la historia.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario