''Perdiéndose en la visión del cielo, mi cuerpo empezó a esparcirse, como una gota de aceite sobre la superficie del agua. Mi piel se extendía hacia el horizonte, y al paso del viento frío que se colaba por la ventana rota empezó a erizarse de edificios, casas, árboles, autos, personas; me recorrían vías de ferrocarril en largas cicatrices cosidas, parrillas de calles asfaltadas y anchas autopistas abiertas a través de los escombros; exhalaba humo de escapes y exudaba el sudor de millones a través del cemento, gritaba con bocinas y sirenas y televisores y heladeras y chirriantes edificios en construcción, uno tras otro sobre mi pecho hasta no dejarme respirar, comprimiendo el aire en los túneles del subterráneo y la corriente de cloacas y arroyos entubados. La ciudad me había protegido con su gruesa caparazón de asfalto y cemento, y yo había supuesto que bajo esa cosa los bordes de la herida se habrían juntado, pero en cambio no había hecho más que separarse cada vez más, y por ese estrecho el dolor no había cesado de correr. Diez años había dormido bajo el abrigo incierto de la ciudad del dolor, y ahora despertaba desnudo bajo el brillo único de las estrellas. Era el fin de la comedia. En ese momento una mano gigante bajó del cielo y levantándola de una punta, como quien se prepara para arrancar una curita, arrancó de un tirón la piel de la ciudad, para revelar debajo el páramo desolado, los pastizales barridos por el viento, los ríos de piedra, las rocas y el barro y los turbales de Malvinas''
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8 comentarios:
''Perdiéndose en la visión del cielo, mi cuerpo empezó a esparcirse, como una gota de aceite sobre la superficie del agua. Mi piel se extendía hacia el horizonte, y al paso del viento frío que se colaba por la ventana rota empezó a erizarse de edificios, casas, árboles, autos, personas; me recorrían vías de ferrocarril en largas cicatrices cosidas, parrillas de calles asfaltadas y anchas autopistas abiertas a través de los escombros; exhalaba humo de escapes y exudaba el sudor de millones a través del cemento, gritaba con bocinas y sirenas y televisores y heladeras y chirriantes edificios en construcción, uno tras otro sobre mi pecho hasta no dejarme respirar, comprimiendo el aire en los túneles del subterráneo y la corriente de cloacas y arroyos entubados. La ciudad me había protegido con su gruesa caparazón de asfalto y cemento, y yo había supuesto que bajo esa cosa los bordes de la herida se habrían juntado, pero en cambio no había hecho más que separarse cada vez más, y por ese estrecho el dolor no había cesado de correr. Diez años había dormido bajo el abrigo incierto de la ciudad del dolor, y ahora despertaba desnudo bajo el brillo único de las estrellas. Era el fin de la comedia. En ese momento una mano gigante bajó del cielo y levantándola de una punta, como quien se prepara para arrancar una curita, arrancó de un tirón la piel de la ciudad, para revelar debajo el páramo desolado, los pastizales barridos por el viento, los ríos de piedra, las rocas y el barro y los turbales de Malvinas''
Carlos Gamerro, Las Islas.
Apalala, que lindo esto de Gamerro!
No sabés qué bueno, pero qué bueno está el libro.
de tanto dir y venir
eh, andrés, dejá de robarme amigos!
(ja, había que decirlo)
Lo muy al caso que viene el comment de luci con la foto!
Y lo cope que está la foto.
Me diste ganas de hacer click en la página secreta, no la abro hace mil.
Aaaay, esssshos tienen página secretaaa...
(Cú?)
Es que hay que blanquear ciertas cosas Noe!! El otro día Andrés me mandó un relato re bueno... uh, o era top secret?
Male, vos te das re cuenta cuáles fotos son de la página secreta y cuáles no.
Y si, que te pensás Lu? Y no te la vamos a decir!
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